Soy un loco de los viajes. Tuve una infancia muy afortunada, y con solo seis años mis padres me llevaron, junto con mis hermanos, de vacaciones a Tellaro, un precioso y pintoresco pueblo de Liguria, en Italia. A mi madre le encantaba ir cada mañana al pequeño embarcadero del pueblo a comprar directamente el pescado fresco de los barcos, que luego preparaba en la casa que habíamos alquilado. Aún hoy, el olor de los mejillones cocinados al vapor me transporta a Tellaro, el lugar donde probé, por primera vez, ese manjar del Mediterráneo.     Esta semana me invitaron a participar en La Magdalena